El director de cine Jacques Tati siempre jugó con sus espectadores. Especialmente en la película Mon Oncle (Mi Tío): un delirante largometraje francés de finales de los cincuenta, considerado por muchos su mejor film y que vuelve a la vida sesenta años después.
Monsieur Hulot, un hombre humilde que vive en un barrio típicamente francés, se ve afectado por la ultramodernidad del chalet donde habita su hermana, su sobrino y su cuñado. Mientras que el protagonista está acostumbrado a una vida sencilla, las situaciones a las que debe someterse cuando visita Villa Arpel -la casa de sus familiares- resultan casi una tragedia: llena de tecnología, de instrumentos y mobiliario de lo más atractivo a la par que poco práctico, esta residencia –irónica y extremadamente “domotizada”- le hace sentirse completamente torpe.
Con esta historia, Jacques Tati nos habla de dos formas de entender el mundo. Frente a una vida slow y tradicional, está la llegada de los avances tecnológicos, de la celeridad contemporánea y de las arquitecturas modernas. Un choque narrado con un radical sentido del humor, que convierte a Villa Arpel en una metáfora –voluntariamente exagerada- de esa sociedad avanzada -de ese, ahora, retrofuturismo- y que en el año 2007 los artesanos franceses Domeau & Pérès decidieron traer al presente.
Conocidos por elaborar piezas con un nivel de acabado más propio del mundo de la moda que del mobiliario, Bruno Domeau y Philip Pérès reeditaron algunos de los muebles que guardaba Villa Arpel. Partiendo de los diseños desarrollados por el propio director francés y su amigo, el pintor y diseñador Jacques Lagrange, nace entonces el proyecto “Colección Tati”, donde los dos artesanos producen tres réplicas de los asientos que guardaba el particular domicilio.
Por un lado, dos cilindros unidos por una estructura metálica que conforman el “Madame Arpel Canapé”, seguido de un balancín al que parece imposible subirse como es la “Rocking Chair” que usaba el señor Arpel; y por último, el “Canapé Lit Judía”, tumbona sobre la que encontramos durmiendo a Hulot de manera equivocada casi al final del largometraje. Cada objeto tiene sus propias características, pero posiblemente algunas de sus curvas y acabados nos recuerden el trabajo de Eero Aarnio, George Nelson o Arne Jacobsen.
Tras haber parado en lugares como el Pabellón Francés de la Bienal de Arquitectura de Venecia en 2014, la galería neoyorquina Les Ateliers Courbet se une al estudio de arquitectura Thirlwall Design para producir “Please Be Seated”: un proyecto que no solo recoge estas tres piezas, sino que también reproduce a escala real Villa Arpel. Una instalación-homenaje con la que rescatar el recuerdo de unos personajes hilarantes y el de una casa misteriosa, marciana y casi de juguete que Tati ideó para sus espectadores. Se pudo visitar en Miami a principios de diciembre del pasado 2019 dentro de Art Basel Miami, y ahora se traslada a Les Ateliers Courbet para ser expuesta desde finales de enero hasta el mes de marzo de 2020. Lo hizo 1958, y más de medio siglo después, Jacques Tati sigue jugando con nosotros.