Casa Encendida. Ahogarse en un mar de datos

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Al volver la primera página del pase de mano de la exposición Ahogarse en un mar de datos en Casa Encendida, uno puede leer, como de costumbre, el resumen que el comisario hace de la exposición. En esta ocasión, es Joao Laia quien expone la angustia e inquietud como las consecuencias inmediatas del incremento masivo de la utilización de tecnologías digitales. Un contexto líquido que, según anuncia, trae consigo actitudes adictivas y paranoicas, al mismo tiempo que provoca que la ficción se dispute a partes iguales con la realidad.

Casa Encendida. Ahogarse en un mar de datos. Exposición
Ahogarse en un mar de datos
Ahogarse en un mar de datos

Una voz manipulada, pareciera la de un híbrido mitad humano mitad máquina que recibe al visitante. Es la pieza de Pedro Barateiro. El sonido rebota en las paredes del pasillo. Uno abre la puerta de cristal de la derecha. Ahí está Nicolás Lamas, Emma Charles y, detrás de una cortina, Evan Ifekoya. Un buen comisariado, curvo, blanco, tan ligero como las conexiones a internet, que genera entre los artistas recorridos no lineales al mismo tiempo que desmonta la percepción tradicional del cubo blanco. Placas, cables, pantallas y otras colecciones de objetos hablan de una proximidad oscura. La sala parece un poema turbio, una composición incómoda, un conjunto de opiniones. Es una reunión de artistas catastrofistas. Sofía Reyes compara el final de una civilización con el de una relación íntima, Joanna Piotrowska habla de protección/opresión a partir del objeto de la jaula, y Korakrit Arunanondchai cierra el recorrido de la sala B abordando el tema de la muerte.

Casa Encendida. Ahogarse en un mar de datos. Exposición

¿Se le podría denominar a esto como crisis? Sin haber llegado aún a la segunda sala, pensé en que aquello era una muestra de la disconformidad del presente, al mismo tiempo que una agorera predicción del futuro. Me sentí dentro de un documental, un documental de tsunamis, uno de esos que narran con voz lenta y amenazante cómo se acerca la ola. Volviendo a la entrada y cruzando a la estancia de la izquierda uno se encuentra con algo mucho más corporal. Primero June Crespo y sus esculturas, después los flujos de James Richards y Leslie Thornton. Más allá las pinturas microutópicas de Tomas Kowalski, las preciosas construcciones metabólicas de Pakui Hardware y finalmente el claustrofóbico vídeo sobre el comportamiento de masas de Clemens Von Wedemer.

Casa Encendida. Ahogarse en un mar de datos. Exposición

Una efectiva aproximación al ahogo por exceso de datos, pero, sobre todo, una efectiva aproximación al ahogo por exceso de predicciones. Hasta el 12 de mayo de 2019.

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