Mini Living. Una cabaña urbana de Freelandbuck

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Mini Living. Una cabaña urbana de Freelandbuck

Cuando Alec Issigonis —ingeniero mecánico de British Motor Corporation— esbozó en una servilleta lo que parecía una simple caja de zapatos, pocos pensaron que ese garabato acabaría siendo la reinvención del automóvil de ciudad. Así nació el Mini. Tres metros de largo, poco más de uno de ancho y otro tanto de alto. Un coche diminuto pero económico que supo leer con precisión la urgencia de movilidad individual de los británicos de la época. Lo llamaron “uso creativo del espacio”.  

Mini Living. Una cabaña urbana de Freelandbuck

Más de medio siglo después, basándose en este mismo principio, la compañía ha creado MINI living, un laboratorio de ideas para reflexionar sobre la obsolescencia de las tipologías tradicionales y los desajustes socioculturales que acarrean, principalmente en las megaurbes. Escasez de oferta diversa, aumento de precios, deseo de flexibilidad, pérdida de identidad local o escasa interacción comunitaria.

Mini Living. Una cabaña urbana de Freelandbuck

El experimento pretende desarrollar microviviendas que ayuden a reformular la relación entre individuo, colectivo y entorno urbano. Máxima calidad de vida en la mínima superficie posible. En este caso, quince metros cuadrados. Pequeña gran revolución.

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Más de medio siglo después, basándose en este mismo principio, la compañía ha creado MINI living, un laboratorio de ideas para reflexionar sobre la obsolescencia de las tipologías tradicionales y los desajustes socioculturales que acarrean, principalmente en las megaurbes. Escasez de oferta diversa, aumento de precios, deseo de flexibilidad, pérdida de identidad local o escasa interacción comunitaria. El experimento pretende desarrollar microviviendas que ayuden a reformular la relación entre individuo, colectivo y entorno urbano. Máxima calidad de vida en la mínima superficie posible. En este caso, quince metros cuadrados. Pequeña gran revolución.

Mini Living. Una cabaña urbana de Freelandbuck
Mini Living. Una cabaña urbana de Freelandbuck

Tras hacerlo en Londres, Nueva York, Milán y Shanghái, se presentó en el Festival de Diseño de Los Ángeles un nuevo prototipo de la mano de los arquitectos autóctonos FreelandBuck. Para aprovechar luz y ventilación naturales, decidieron ubicar el proyecto en la azotea de un edificio industrial que funciona como mercado. Tres piezas definen la forma. Dos cubos laterales de policarbonato albergan, por un lado, zona de estar y de dormir y, por otro, cocina y baño. Y un tercer volumen central actúa de nexo y busca ser un hub experimental con alma de instalación artística. Los colores rosa y azul —muy californianos—, las escaleras de piscina, un jardín colgante y otros elementos anexos logran expandir el área doméstica hasta el exterior. El resultado, una especie de híbrido imposible entre residencia, museo, casa, club social, lugar de trabajo y hogar. Ya lo dice Banksy, no hay nadie más peligroso que alguien que quiera hacer del mundo un sitio mejor. Bueno, sí: el que, además, lo consiga.

Mini Living. Una cabaña urbana de Freelandbuck
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