La naturaleza intangible del sonido y su relación con el cristal. Ese podría ser el resumen de esta instalación efímera que camina de la mano del arte más conceptual y la tecnología más avanzada. Un antiguo almacén de la estación Milano Centrale ha sido el lugar escogido por Mandai Architects para dar a conocer su innovadora idea, que ya fue presentada en la Milan Design Week 2018: un escenario acústico desarrollado a través de 35 láminas de vidrio sonoro repartidas por el espacio.
Conceptualmente, Soundscape trata de capturar un momento concreto, creando un paisaje acústico similar al de cualquier caminata por la naturaleza en la que el agua esté presente. Una propuesta que se configuró dispersando las 35 piezas de manera que cada una emitiera un sonido diferente. De este modo, un visitante puede estar escuchando el canto de los pájaros en un extremo de la sala, mientras que otro percibe las olas del mar en otro punto de la estancia. Todos estos ambientes han sido grabados con una temática central: “el ciclo del agua”, en el que el vapor se convierte en gotas, que luego fluyen a través de los arroyos hasta que llegan al océano.
La tecnología necesaria para realizar esta instalación fue desarrollada por AGC Asahi Glass. Sus ingenieros consiguieron crear este microuniverso usando un material especial entre las capas de vidrio. Hasta aquí bastante sencillo. Lo complicado viene en cómo producir esos efectos sonoros adaptados a las dimensiones del proyecto. Los diseñadores querían provocar la ilusión óptica de que todo salía del cristal. Pero la realidad es que la fuente acústica está separada de las láminas y se transmite mediante un cable fino, similar a la técnica de los teléfonos de lata con los que jugábamos de niños y que conectábamos con una cuerda. Con un método aparentemente simple, el resultado es un sistema de altavoces invisible que nos hace percibir que el vidrio suspendido está transmitiendo los sonidos. Arte conceptual y tecnología de vanguardia. Para las futuras -y presentes- generaciones, difícil desarrollar ambas disciplinas por separado.