Por sexto año consecutivo DIMAD organiza el evento que aglutina el mejor diseño hecho en Madrid durante el último año: Producto Fresco. Gráfica, objeto, mobiliario, moda… Hasta finales de julio podrá verse una exposición que, más que eso, es un termómetro con el que medir el estado de esta disciplina en la capital: su creatividad, su innovación y su capacidad para dinamizar la industria del sector en un mercado cada vez más global.
Y en un mercado global es donde se mueven envés diseño. Sus papeles pintados ya embellecen paredes en ciudades como Houston, Lima, París o Londres. Sus autores, Mar Vera y Víctor Camacho, no solo exploran en el ámbito de las nuevas tecnologías de impresión, sino que saben dar a las geometrías gráficas un alto componente emocional.
El cartón como recurso constructivo es una fuente inagotable de ideas. Con este material Miguel Hernández ha desarrollado un balancín para niños. Leoncín es un juguete-asiento donde el mismo proceso de montaje ya ha sido concebido como un elemento lúdico.
La diseñadora de relojes Azahara Morales sigue investigando en el campo del “abuelo de los gadgets”. L1 continúa su línea de trabajo donde dice adiós a los formatos clásicos, a la búsqueda de nuevas propuestas creativas. Imaginación y sorpresa en relojes que no pierden la eficacia de su función: dar la hora.
Con madera de pino maciza y un espejo de 5mm de grosor, Alba Peña ha elaborado un producto elegante y funcional. Mono no solo nos refleja, sino que además ofrece 8 posiciones en la pared, multiplicando las posibilidades de un objeto tradicionalmente estático.
El equipo interdisciplinar de Singular Design ama la interacción. Por eso, para esta lámpara obvió los interruptores. Killay ofrece distintos tipos de intensidad, según las posiciones del prisma de 11 caras que sirve de base.
La belleza de la ruina y la fuerza de los objetos dañados son el motor de Studio La Cub. Este tándem madrileño trabaja con materiales de desecho a los que saben darle una nueva vida. Project BB es una luminaria construida con ladrillos rotos como soporte de unos pequeños neones. El resultado es una pieza arriesgada, elegante y ruda. |