Alturas imposibles, superficies inestables, el vacío. Diseños que juegan con las emociones del visitante dentro de una belleza áspera y fría. Nada es lo que parece en el trabajo de Numen / For Use. Detrás de esa estética tan aparentemente impersonal, se esconde una provocadora invitación a sentir.
Numen / For Use es un colectivo que se mueve entre el arte conceptual, la escenografía y el diseño espacial. Sven Jonke, Christoph Katzler y Nikola Radeljkovic se conocieron en la universidad y, casi veinte años después, siguen teniendo la inquietud por descubrir y realizar propuestas únicas. Al igual que artistas como Charles Pétillon o Leigh Sachwitz, pero con un plus escénico que parece inspirarse en los happenings de los 60, los miembros de este trío juegan con la ley de la gravedad, la tradición circense y una visión dadaísta del arte. Con personalidades completamente diferentes han conseguido fusionar sus ideas y perfeccionarlas tras largas reuniones por Skype. Residir en tres países diferentes no es un problema, sino la mejor solución. Para ellos todo comienza cuando tras un encargo identifican los elementos sine qua non para que el proyecto tenga sentido. Analizan el espacio, los límites del mismo, sus posibilidades. Estudian la condición y valentía del cliente, el texto si se trata de teatro… Y solo entonces, cuando descubren qué es lo que requiere cada una de esas piezas, es cuando comienza la magia. El punto de partida de todo.
Arquitectura experimental
Si tuviéramos que definir la labor que llevan a cabo, tendríamos que hablar de instalaciones emergentes, escenografías inestables, arte site specificic o esculturas a gran escala… “Pero en el momento en el que puedes entrar dentro de una escultura, esta se convierte en arquitectura. Así que quizá, podemos decir que lo que hacemos es arquitectura experimental, algo que lo abarca todo”, nos dice Sven Jonke desde Berlín. Por supuesto, al otro lado del Skype.
En la mayoría de las intervenciones diseñadas por este colectivo globalizado, se atisba una pequeña obsesión por desafiar a la gravedad. “Es algo -continúa Sven- que afecta a todos por igual, a niños y adultos. La idea es envolver, dramatizar, emerger. Interactuar no solamente con los ojos sino con todos los sentidos, con todo el cuerpo. Cogemos los elementos que están a nuestra disposición y buscamos un equilibrio… Solo así puedes participar de algo diferente y es ahí cuando te sorprendes”. Para ello se valen de plásticos, cintas adhesivas, textiles, vidrios, láminas metálicas… Componentes que en las manos de Numen / For Use se alejan de sus usos más habituales y cobran un nuevo sentido. “La vida se detiene en el material -afirma Sven-. Testas sus límites, aprendes con ellos y alcanzas una estabilidad”. El objetivo: conseguir que lo inerte genere emoción en el público.
Por eso, hacer de lo estático algo dinámico a través del visitante se convierte en su leitmotiv. Crear algo que depende totalmente de la interacción del usuario. “Puedes prever cómo va a comportarse el producto en sí. Pero no existe un calculador estético en lo que nosotros hacemos. Tienes que experimentar y equivocarte para conseguir algún éxito. Además, no usamos nunca ordenadores. Realizamos modelos, probamos lo que queremos y esperamos a que el material empleado y las formas orgánicas que se generan se conviertan en lo que quieren ser, pero, insisto, sin tecnología”.
En Net Blow-Up, por ejemplo, vemos claramente la estrecha relación entre obra y espectador. Se trata de una construcción inflable a modo de burbuja, que esconde en su interior un entramado de redes suspendidas. Según los propios diseñadores, este inmenso nodo forma “una escultura de social op-art” (arte óptico-social). Su inestabilidad, sin soportes estructurales añadidos, bien podría interpretarse como un análisis del mundo contemporáneo, como una metáfora de la sociedad a ratos inestable, a ratos efímera, en la que nos ha tocado vivir. Un punto onírico y absolutamente teatral que alcanza su cenit cuando el sol cae y las luces del interior se encienden. A partir de ese momento, surge un juego único de sombras y siluetas, que, a modo de pantalla, nos muestra, por un lado, al público atrapado en las tramas entretejidas, y por otro, la deformación del globo con cada movimiento.
Hay mucho de desafío formal en el desarrollo y elaboración de estas propuestas. Aunque como nos comenta Sven, uno de los mayores retos fue la estructura Tape París en el Palais de Tokyo. Una escultura transitable de cincuenta metros de longitud que parece hecha de fibras naturales, y para la que se utilizó cinta adhesiva transparente. “No podíamos trabajar en el suelo, y no resultaba fácil estar todo el tiempo entre tres y seis metros de altura. Había viento, teníamos que calcular las fuerzas con las que interactuaban los materiales… Cientos de personas pasarían por allí y teníamos que asumir el riesgo. Fue una experiencia de lo más loca”.
Sobre las tablas
Pero el pulso de Numen / For Use va más allá de sus piezas efímeras con guiños circenses. Su visión del espacio los ha llevado también a moverse en el ámbito de la escenografía: a reinterpretar el concepto de escenario y convertirlo en un personaje más. “Cuando tus creaciones han de enfrentarse a las palabras de Shakespeare, Dante o Tolstoi, piensas que se trata de un fallo. No estás preparado para ser parte de una historia así, pero de repente ocurre y estás. Así que piensas en cómo sería Shakespeare hoy, en cómo sentiría. E intentas ilustrarlo. Es una labor muy emocional”. Para ello trabajan mano a mano con el director. Hay cosas que se modifican con sus sugerencias y hacen incluso que la historia gire. “No hay reglas. Intentamos interpretar los textos, los temas, las ideas… El director tiene su concepto y tú tienes la obligación de encajar en su inspiración”.
Viendo la trayectoria de este equipo a tres, se hace evidente que la arquitectura efímera y el teatro tienen mucho más en común de lo que puede parecer. Sus proyectos nacen a menudo entre ambas disciplinas. A veces, una escenografía es tan interesante por sí misma que funciona en otro contexto, y se convierte en instalación. Porque, en realidad, todo su know how, todo su pensamiento creativo se resume “en la construcción de puntos que conectan y en el uso de materiales que enlazan”. La gran diferencia radica en los personajes. En el teatro, son actores con un papel aprendido, mientras que en las instalaciones los protagonistas son todos aquellos visitantes que se atreven a improvisar. La relación que nace entre el espacio y la persona que lo habita es lo que hace que la historia trascienda o no.
Numerosos premios avalan la meteórica carrera de Sven, Christoph y Nikola y su preocupación por generar sorpresa, materializar vacíos y acariciar las emociones en su estado más puro. Quizá ese afán por querer aportar algo más es lo que ha provocado que, desde hace dos años, estén investigando, en colaboración con una empresa alemana, un nuevo producto no perjudicial para el entorno. El plástico juega un gran papel en su discurso y, en un contexto como este, era de esperar que tomaran medidas. “Tenemos algunas pruebas en casa pero aún no es el resultado final. Falta un poco, pero estamos concienciados y cuando lo tengamos listo lo promoveremos con una intervención”. No será en Seul ni Sao Paulo, donde actualmente están desarrollando nuevas propuestas. Ni probablemente en la escenografía que preparan para la nueva obra de Nacho Duato en Madrid. Pero pronto descubriremos que, además de dejarnos boquiabiertos con sus visiones arácnidas, Numen / For Use también saben que el diseño inquieto pasa por proponer materiales innovadores, avanzados y eficientes.