Que 2015 sea el Año Internacional de la Luz, ha sido el motor para que el Espacio Fundación Telefónica organice la exposición de Jim Campbell. Ritmos de luz, así se llama la muestra, podrá verse en Madrid hasta finales de junio y en ella se recogen 27 trabajos de este americano de casi 60 años. Un hombre cuyo perfil se mueve entre la delicadeza del arte y la eficacia científica de la electrónica. Hablamos de un ingeniero que ha sabido ver en las nuevas tecnologías una herramienta de creación ilimitada y que ha llevado la disciplina del arte a los ámbitos ambiguos de la experimentación lumínica.
Heredero de maestros como James Turrell e inspirador de nombres como Daniel Canogar, Campbell trabaja con técnicas de videoarte y estructuras de leds a partir de las que elabora elegantes videoinstalaciones y sobrecogedoras esculturas de luz. Y todo ello desde una estética sutil, difuminada y evocadora. Porque frente a la cada vez mayor precisión de las gráficas digitales, Campbell apoya toda su poética en la “vaguedad” del píxel. Por eso sus piezas tienen esa atmósfera de imprecisión desvanecida, de abstracción en movimiento, como si su visión del mundo fuera la recreación constante de un recuerdo lejano. Una manera de crear que probablemente encuentra su culmen en dos obras: Last Day on the beginning of March (el relato “lumínico” de una muerte) y Tilted Plane: una instalación transitable que rompe la percepción del espectador y lo deja a la deriva en un ambiente de desorientación y laberinto.