En medio de la naturaleza de la península de Mornington, se encuentra esta casa diseñada para una pareja de jubilados por el estudio australiano Jackson Clements Burrows. Un proyecto global que interactúa con el entorno gracias a los materiales y a la escenificación de las vistas en todas las estancias.
En el estado de Victoria (Australia), la península de Mornington depara un paisaje de suaves dunas cubiertas por la vegetación característica de un clima templado a orillas del océano. En su primera visita a la parcela, los arquitectos se fijaron en algunos detalles de la flora, entre ellos, el tronco hueco de un árbol quemado pero aún clavado en la duna que fue el punto de partida de la casa: el anclaje en el entorno de un proyecto que pretende fundirse con él.
La vivienda de 400 m2 se divide en varias alturas para acompañar los desniveles de estas dunas llamadas en la zona cups o tazas. En medio del denso matorral, aparece un camino sinuoso que conduce hacia el nivel superior. Allí se encuentra la entrada principal que se abre a la zona de estar, la terraza y la piscina a ras del horizonte. En esta altura se divisa a lo lejos la costa y el estrecho de Bass. Las zonas comunes y el agua de la piscina se adelantan sobre el vacío como las ramas del tronco original suspendido sobre el corte de la colina. Esta ala ha sido cubierta de madera tintada para no desentonar con los colores del exterior.
Para diferenciarlos de las partes comunes, el dormitorio y el estudio se encuentran en este mismo nivel pero localizados en otra de las ramas que parecen salir de dicho tronco. En el nivel inferior se localizan las habitaciones de los invitados y los espacios destinados a los sistemas mecánicos de la casa y del mantenimiento de la piscina.
En un edificio que funciona como un árbol y que parece no tener paredes sino ventanales sin barrera ante la contemplación del paisaje, se podría temer por la exposición al sol que, en las antípodas, acecha al norte. Pero eso sería sin contar con un sistema automatizado de persianas que se pone en funcionamiento en cuanto la luz marca un determinado nivel de incidencia.
Con el protagonismo absoluto de la vegetación en cada estancia, el diseño interior, también a cargo del estudio Jackson Clements Burrows, aboga por las maderas nobles tanto en el suelo como en algunas paredes de separación. La cocina con barra americana está encajada en un cubo abierto que no rompe en ningún momento la sensación de perspectiva continuada por la inmensa terraza que corre a lo largo del tronco principal. El cubo es negro por fuera pero blanco por dentro para armonizarse con techos, paredes y mobiliario de la zona pública. Asimismo se ha elegido una madera clara para el parqué de esta parte de la casa que contrasta con la madera más oscura que recubre el exterior. El cuarto de baño principal se funde en este sistema cromático: sanitarios y paredes blancas para diferenciarse del cedro de los marcos de las ventanas que recuerdan el color de la madera del paisaje.
Parece que todos los elementos del interiorismo han sido concebidos o elegidos por su discreción. Un minimalismo suave y casi silencioso desdibujado por el protagonismo decisivo de la madera.
La casa de Cabo Schank se apoya en elementos naturales como el color, la luz y el paisaje pero en ningún caso invita a la confusión entre exterior e interior. No es una casa que busca el camuflaje. Hay una unión con el entorno, sí, pero se hace desde la afirmación de la estructura arquitectónica y desde la reivindicación de su independencia creativa.