A pesar de la negligencia gaseable con que políticos y gobiernos gestionan los asuntos relacionados con la devastación medioambiental y el cambio climático, cuando hablamos de sostenibilidad y eco-cultura no faltan los pequeños gestos cercanos: esas voluntades cuya preocupación por el entorno las empuja a realizar acciones concretas y efectivas. Este es el caso de Excedentes: una plataforma activista que tiene como objetivo estimular la experimentación, la innovación y una industria sostenible a través del diseño y reciclaje. Para ello, ha creado un concurso enfocado a los alumnos de las nueve escuelas públicas de diseño que hay en España. Una propuesta que, de algún modo, busca incidir en la educación de los jóvenes diseñadores que construirán el futuro.
¿Y en qué consiste esta convocatoria? El certamen propone a los estudiantes que creen sus propios proyectos valiéndose exclusivamente de un material excedente. “Con este ejercicio –nos dicen desde la organización- los participantes deben plantear una transformación industrial capaz de finalizar en la elaboración de un producto nuevo y viable desarrollado solo con sobrantes industriales.
En esta primera edición llamada 160.000 bolsas y un destino, la firma colaboradora ha sido Halcourier. En este caso, el punto de partida era crear productos que dieran una segunda vida a 160.000 bolsas de plástico sobrantes de esta empresa de mensajería. Los trabajos presentados han sido analizados por un jurado del ámbito del diseño, la docencia, la investigación y la actividad empresarial. Entre ellos, Quim Larrea, el colectivo Basurama, Granada Barrero y Emerio Arena, director de arte de ROOM Diseño.
De todos los objetos presentados, 20 han sido los finalistas. El día 23 se harán públicos los ganadores de esta propuesta atrevida, innovadora y, sobre todo, cargada de entusiasmo sostenible. Además de premios en metálico, uno de los participantes verá su prototipo hecho realidad gracias al patrocinio Halcourier.
Esta es la primera edición de Excedentes, y esperamos que no sea la última. Porque, volviendo a la idea del principio, proyectos como estos demuestran que, frente a la negligencia de los gobiernos, no todo está perdido.